25 de septiembre de 2016

Un puñado de notas


Marta ojeaba el libro, uno de esos de autoayuda, intentando encontrar una respuesta mágica para sobrellevar la inmensa tristeza que últimamente sentía, cuando la nota se deslizó hacía sus manos, secas y ajadas.

“Yo solo puedo estar contigo o contra mí”

La giró, no había nada más escrito. Sintió una descarga de energía. ¿Quién escribiría algo así? ¿Para quién? No sabía el motivo pero aquellas ocho palabras la emocionaron.

10 de septiembre de 2016

Daños colaterales

—Abuela, tenemos que marcharnos.
La mujer llorando miró a la chiquilla que estaba a su lado mientras negaba con la cabeza.
—Solo un momento más mi niña, solo unos minutos más.
La chica se alejó dejando espacio a la mujer que, cansada, miraba fijamente hacía una casa pequeña, de paredes blancas donde aún los geranios la salpicaban de color y vida. La anciana parecía querer grabarla en su memoria: habían pasado los mejores años de su vida, sus hijos habían nacido allí y allí se le había muerto el Manuel. Aquella era su casa, no eran cuatro paredes sin valor, era donde habitaba su mundo y sus sueños.
—Lo siento Manuel.

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